Por El Zubi
Faustino Posadas Carnerero, fue un novillero nacido en Sevilla el 9 de noviembre de 1884, que murió con 23 años en la Plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), un 18 de agosto de 1907. Un novillo de Miura le dio una cornada en el cuello que le partió la tráquea.
Faustino Posadas era hijo de un guarda de Tablada y a los catorce años, tras acompañar desde muy pequeño a su padre al campo, se hizo también guardia nombrado por el Ayuntamiento. Como desde pequeño tuvo contacto con las reses bravas decidió a los 17 años ser torero y abandonó el oficio de su padre. Se vistió de luces por primera vez en Zufre (Huelva) el 10 de septiembre de 1901, alternando con Antonio Pazos. En 1902 formó parte de la cuadrilla de los niños toreros junto a Fernando Gómez “Gallito”, y para tal ocasión se presentó en Sevilla con el nombre de “Currito”, apodo que no volvería a utilizar más. El año siguiente se metió como banderillero en la cuadrilla de “Bonarillo” y lo pasó toreando en Lima. A la vuelta de América centra su carrera como novillero y comienza a obtener grandes éxitos sobre todo en Sevilla y en Madrid, como los cosechados en 1906. Posadas había encontrado la madurez profesional y llegado 1907 pensaba tomar la alternativa en Sevilla a finales de temporada.
Fue Faustino Posadas un torero inteligente y artista que manejaba muy bien tanto el capote como las banderillas y la muleta, y era muy aseado en todas las suertes ya que sabía llegar al público con sus bonitos adornos. Además paraba mucho a los toros y esto le daba a su toreo una gran emoción. Fue un seguro estoqueador y hubiera sido sin duda un extraordinario matador de toros de no haberle truncado la vida un novillo de Miura.
Esto ocurrió el m18 de agosto de 1907 en Sanlúcar de Barrameda, donde Posadas alternó en un mano a mano con el cordobés “Corchaíto”. El astado que abrió plaza, un berrendo en negro de nombre “Agujeto” salió codicioso y tuvo que tomar cuatro varas. Tras una gran labor con la muleta Faustino Posadas prepara el toro para entrar a matar. El torero tenía la peligrosa costumbre de volver la cara al toro para brindar al público en plena lidia y encima del bicho, y ese fatídico día lo hizo y estando en esta actitud de brindar, se le arrancó el toro y le dio una fuerte voltereta infiriéndole en el cuello una herida de 10 centímetros con desgarramiento de tejidos y perforación de la tráquea. Posadas, malherido fue conducido con rapidez a la enfermería, de donde no saldría ya con vida, pues su estado era tan grave que los doctores no se atrevieron a moverlo de allí. La situación fue empeorando hasta que murió a las 12 horas de la noche del día siguiente 19 de agosto, tras haber sufrido terribles y desgarradores dolores.
Su cadáver fue trasladado a su ciudad natal, Sevilla y el entierro constituyó una multitudinaria manifestación de duelo, reflejo del entusiasmo que este joven torero había despertado en Sevilla con su manera de interpretar el buen toreo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario