Madrid 27 de Mayo. 18ª corrida de la Feria de San Isidro. Se lidiaron 4 toros de la ganadería de Las Ramblas, 2 de José Vázquez, 1 de Ortigao Costa y 1 de José Luis Iniesta. Bien presentados en general todos los toros, pero todos faltos de fuerza, casta y movilidad. Fueron devueltos el primero (J. Vázquez), cuarto (J. Vázquez) y un sobrero de Ortigao Costa. Tarde fresca y agradable. Buena entrada. Manuel Jesús “El Cid”, de nazareno y oro, (ovación y palmas), David Fandila “El Fandi”, de negro y oro (palmas y ovación) y el mexicano Arturo Saldivar de blanco y oro (ovación con saludo desde el tercio y palmas y un aviso). Presidió el festejo don Trinidad López Pastor. La corrida duró cerca de tres horas por la devolución de tres toros, en una corrida remendada con tres ganaderías distintas. El torero mexicano Arturo Saldivar sustituyó en el cartel a Curro Díaz que aun se encuentra convaleciente de su cornada en Sevilla.
Por Rafael GONZALEZ ZUBIETA
Mala y soporífera corrida la que se lidió ayer en Las Ventas por el poco juego que brindó el ganado de las cuatro ganaderías que al final concurrieron. Mas pareció aquello una corrida concurso (ocho toros salieron por toriles) que una de un solo hierro. Del reconocimiento de la corrida de Las Ramblas (encaste Domecq) sólo quedaron cuatro toros. Hubo que añadirle dos mas de la ganadería de José Vázquez que lke tocaron en sorteo a El Cid (también Domecq), además de uno del portugués Ortigao Costa y otro de José Luis Iniesta. La estrella de la tarde sin dudad fue Florito, el mayoral de la plaza de Las Ventas que tuvo mucho trabajo y demostró ser un fenómeno en eficacia manejando los cabestros, pero por mucha eficacia que demostrara no pudo evitar que la corrida se hiciera eterna y aburridisima (cerca de tres horas de toros malos de solemnidad), pues los cabestros y Florito hubieron de hacerse presentes en tres ocasiones, y las tres veces le tocó la china a los toros de El Cid. De tal manera que cuando el torero se marchó al hotel no sabía ya qué ganaderías había lidiado y cuales no... qué lío. Su primer toro, de José Vázquez fue devuelto pues aunque apuntaba una gran calidad flojeaba a cada instante de los remos y andaba mas en el suelo que caminando. Corrió turno y lidió su segundo, de Vázquez, que iba a ser lidiado en cuarto lugar, de nombre Vanidoso, negro mulato de 554 kilos, que resultó ser un morlaco manso que rehuía la pelea, aunque cuando quería embestir lo hacía bien. El Cid aprovechó esas embestidas y se esforzó e hizo lo que pudo. Una buena tanda por la derecha abrochada con uno de pecho. Logró incluso estar a gusto toreándolo por la izquierda y lo hizo muy bien, pero al toro le faltaba casta y le restaba emoción a todo cuanto hacía sin llegar a los tendidos. Lo despachó de media estocada trasera y perpendicular.
Su segundo toro, de nombre Ramero II de J.L Iniesta, salió después de que le echaran dos toros para atrás por falta de fuerza. A esas alturas la corrida estaba rota y la decepción del público era mas que notable. Este toro fue muy abanto y corretón, pero tras una lidia rápida, Manuel Jesús El Cid, lo trasteó por la derecha pero por ahí se quedaba corto y después se lo pasó por la izquierda. Vio que ese pitón era el bueno, y le dio dos tandas extraordinarias de seis naturales cada una y su remate con el de pecho, bajándole la mano, con pases muy largos y templados... hasta el final de pitón a rabo, dándole al bicho su tiempo y dejándole la muleta donde le caía el brazo a la salida de cada pase. Llevó el hocico del toro cosido a los vuelos de la muleta, resultaron estas dos tandas de una belleza y emoción, que a la postre fue de lo poco bueno que se vio en toda la tarde. Dio cuatro pinchazos y estocada con la que mandó al bicho al otro mundo con mas pena que gloria. No tuvo suerte... la verdad.
Tampoco fue la tarde del granadino David Fandila “El Fandi”, a quien los espectadores del Tendido 7, siempre tan antipáticos, ácidos y tan irrespetuosos con algunos profesionales que se juegan la vida delante de un toro, le dieron la bronca continuamente. Creo que Fandila es un gran profesional, espectacular con las banderillas, el número uno sin duda, que si bien no es muy fino con la muleta si los es y mucho con el capote y con la espada. En su primer toro, huidizo, corretón y con muchas teclas que tocar y que Fandi no supo o no quiso hacerlo. Estuvo muy deslucido con las banderillas. No siempre se puede estar al cien por cien... y ayer falló en este toro y más con el tercer par al violín en el que a punto estuvo el toro de echarle mano. El torero es que no estaba a gusto con el toro por las dificultades que mostró mientras estuvo vivo y el público de Las ventas estuvo muy frío con él, y cuando un torero no se siente arropado por el público comienza a perder la seguridad en sí mismo... y eso es lo que le pasó. El bicho se quedaba cortó en la muleta, apenas tenía recorrido y además era muy mirón. El problema que tuvo El Fandi es que topó con un toro encastado y que falló también con la espada pues lo mató de una media caída y atravesada, y como los del Tendido 7 están siempre deseando inmolar a algún torero, pues la tomaron con él. En su segundo toro estuvo Fandi extraordinario con el capote, pues a parte de las verónicas con las que lo recibió en la plaza, lo llevó galleando por chicuelinas al caballo de forma primorosa. Esta vez estuvo espectacular en los tres pares de banderillas y la inmensa mayoría de la plaza se lo reconoció menos los de siempre. La gente despertó con los tres pares pues incluso levantó a todos los espectadores menos a los de 7. Se esforzó con la muleta pero un sector de la plaza no le respetó. El Fandi haciendo gala de su gran profesionalidad dio una estocada espectacular hasta la gamuza, llevándose incluso un pitonazo en la boca del estómago. Fue premiado con una fuerte ovación.
El mexicano Arturo Saldivar, que remendaba el cartel del que se cayó Curro Díaz, se mostró toda la tarde con ambición, frescura y ganas de triunfar. Hizo dos quites muy buenos a los toros de El Fandi y en su primer toro, que de salida no gustó nada al público, lo citó de rodillas en el centro del ruedo y le dio una buena tanda con ese estilo mexicano que conlleva cierto aire salvaje y que estos toreros traen de allá y tanto gusta en España. Saldivar no le volvió la cara nunca al toro y se entregó a tope dando una imagen muy buena, de torero que quiere triunfar, pero es que el toro no tenía condiciones para ello. Lo despachó de una estocada trasera y tendida. Su segundo toro se llamaba Imputado, un castaño que pesaba 606 kilos y con dos guadañas como perchas. Rompió el burladero de los matadores de un viaje certero y encima el bicho se quedó como si no hubiera hecho nada, mientras toreros y público se quedaron helados de miedo. Saldivar llevó muy bonito al toro hasta el caballo, galleando por chicuelinas. Lo puso largo en las dos varas y el público de Madrid que gusta de esta suerte se lo agradeció. El mexicano tuvo desde el principio la simpatía del público que tenía ganas de volver a verlo torear y lo hizo. Comenzó su faena con estatuarios. El toro tenía malas ideas y sabía lo que se dejaba atrás en cada pase. Se pensaba mucho cada pase, no repetía... circunstancia que le imposibilitó ligar series y poder sacar algo bueno de lo mucho que este torero lleva dentro. Demostró que es un torero muy dispuesto y con muchas ganas, pero este toro truncó cualquier esperanza de triunfo al mexicano. Dio tres pinchazos y media estocada muy baja y fea. Recibió palmas y un aviso, pues la gente estaba ya loca por salir de la plaza después de casi tres horas sentados en duro cemento de las Ventas.
Por Rafael GONZALEZ ZUBIETA
Mala y soporífera corrida la que se lidió ayer en Las Ventas por el poco juego que brindó el ganado de las cuatro ganaderías que al final concurrieron. Mas pareció aquello una corrida concurso (ocho toros salieron por toriles) que una de un solo hierro. Del reconocimiento de la corrida de Las Ramblas (encaste Domecq) sólo quedaron cuatro toros. Hubo que añadirle dos mas de la ganadería de José Vázquez que lke tocaron en sorteo a El Cid (también Domecq), además de uno del portugués Ortigao Costa y otro de José Luis Iniesta. La estrella de la tarde sin dudad fue Florito, el mayoral de la plaza de Las Ventas que tuvo mucho trabajo y demostró ser un fenómeno en eficacia manejando los cabestros, pero por mucha eficacia que demostrara no pudo evitar que la corrida se hiciera eterna y aburridisima (cerca de tres horas de toros malos de solemnidad), pues los cabestros y Florito hubieron de hacerse presentes en tres ocasiones, y las tres veces le tocó la china a los toros de El Cid. De tal manera que cuando el torero se marchó al hotel no sabía ya qué ganaderías había lidiado y cuales no... qué lío. Su primer toro, de José Vázquez fue devuelto pues aunque apuntaba una gran calidad flojeaba a cada instante de los remos y andaba mas en el suelo que caminando. Corrió turno y lidió su segundo, de Vázquez, que iba a ser lidiado en cuarto lugar, de nombre Vanidoso, negro mulato de 554 kilos, que resultó ser un morlaco manso que rehuía la pelea, aunque cuando quería embestir lo hacía bien. El Cid aprovechó esas embestidas y se esforzó e hizo lo que pudo. Una buena tanda por la derecha abrochada con uno de pecho. Logró incluso estar a gusto toreándolo por la izquierda y lo hizo muy bien, pero al toro le faltaba casta y le restaba emoción a todo cuanto hacía sin llegar a los tendidos. Lo despachó de media estocada trasera y perpendicular.
Su segundo toro, de nombre Ramero II de J.L Iniesta, salió después de que le echaran dos toros para atrás por falta de fuerza. A esas alturas la corrida estaba rota y la decepción del público era mas que notable. Este toro fue muy abanto y corretón, pero tras una lidia rápida, Manuel Jesús El Cid, lo trasteó por la derecha pero por ahí se quedaba corto y después se lo pasó por la izquierda. Vio que ese pitón era el bueno, y le dio dos tandas extraordinarias de seis naturales cada una y su remate con el de pecho, bajándole la mano, con pases muy largos y templados... hasta el final de pitón a rabo, dándole al bicho su tiempo y dejándole la muleta donde le caía el brazo a la salida de cada pase. Llevó el hocico del toro cosido a los vuelos de la muleta, resultaron estas dos tandas de una belleza y emoción, que a la postre fue de lo poco bueno que se vio en toda la tarde. Dio cuatro pinchazos y estocada con la que mandó al bicho al otro mundo con mas pena que gloria. No tuvo suerte... la verdad.
Tampoco fue la tarde del granadino David Fandila “El Fandi”, a quien los espectadores del Tendido 7, siempre tan antipáticos, ácidos y tan irrespetuosos con algunos profesionales que se juegan la vida delante de un toro, le dieron la bronca continuamente. Creo que Fandila es un gran profesional, espectacular con las banderillas, el número uno sin duda, que si bien no es muy fino con la muleta si los es y mucho con el capote y con la espada. En su primer toro, huidizo, corretón y con muchas teclas que tocar y que Fandi no supo o no quiso hacerlo. Estuvo muy deslucido con las banderillas. No siempre se puede estar al cien por cien... y ayer falló en este toro y más con el tercer par al violín en el que a punto estuvo el toro de echarle mano. El torero es que no estaba a gusto con el toro por las dificultades que mostró mientras estuvo vivo y el público de Las ventas estuvo muy frío con él, y cuando un torero no se siente arropado por el público comienza a perder la seguridad en sí mismo... y eso es lo que le pasó. El bicho se quedaba cortó en la muleta, apenas tenía recorrido y además era muy mirón. El problema que tuvo El Fandi es que topó con un toro encastado y que falló también con la espada pues lo mató de una media caída y atravesada, y como los del Tendido 7 están siempre deseando inmolar a algún torero, pues la tomaron con él. En su segundo toro estuvo Fandi extraordinario con el capote, pues a parte de las verónicas con las que lo recibió en la plaza, lo llevó galleando por chicuelinas al caballo de forma primorosa. Esta vez estuvo espectacular en los tres pares de banderillas y la inmensa mayoría de la plaza se lo reconoció menos los de siempre. La gente despertó con los tres pares pues incluso levantó a todos los espectadores menos a los de 7. Se esforzó con la muleta pero un sector de la plaza no le respetó. El Fandi haciendo gala de su gran profesionalidad dio una estocada espectacular hasta la gamuza, llevándose incluso un pitonazo en la boca del estómago. Fue premiado con una fuerte ovación.
El mexicano Arturo Saldivar, que remendaba el cartel del que se cayó Curro Díaz, se mostró toda la tarde con ambición, frescura y ganas de triunfar. Hizo dos quites muy buenos a los toros de El Fandi y en su primer toro, que de salida no gustó nada al público, lo citó de rodillas en el centro del ruedo y le dio una buena tanda con ese estilo mexicano que conlleva cierto aire salvaje y que estos toreros traen de allá y tanto gusta en España. Saldivar no le volvió la cara nunca al toro y se entregó a tope dando una imagen muy buena, de torero que quiere triunfar, pero es que el toro no tenía condiciones para ello. Lo despachó de una estocada trasera y tendida. Su segundo toro se llamaba Imputado, un castaño que pesaba 606 kilos y con dos guadañas como perchas. Rompió el burladero de los matadores de un viaje certero y encima el bicho se quedó como si no hubiera hecho nada, mientras toreros y público se quedaron helados de miedo. Saldivar llevó muy bonito al toro hasta el caballo, galleando por chicuelinas. Lo puso largo en las dos varas y el público de Madrid que gusta de esta suerte se lo agradeció. El mexicano tuvo desde el principio la simpatía del público que tenía ganas de volver a verlo torear y lo hizo. Comenzó su faena con estatuarios. El toro tenía malas ideas y sabía lo que se dejaba atrás en cada pase. Se pensaba mucho cada pase, no repetía... circunstancia que le imposibilitó ligar series y poder sacar algo bueno de lo mucho que este torero lleva dentro. Demostró que es un torero muy dispuesto y con muchas ganas, pero este toro truncó cualquier esperanza de triunfo al mexicano. Dio tres pinchazos y media estocada muy baja y fea. Recibió palmas y un aviso, pues la gente estaba ya loca por salir de la plaza después de casi tres horas sentados en duro cemento de las Ventas.