Por El Zubi
Manuel Varé García “Varelito”, fue un matador de toros que nació en Sevilla el 23 de septiembre de 1893, y murió en su ciudad natal 29 años más tarde en 1922, a consecuencia de una tremenda cornada que un toro le propinó en el ano durante la Feria de Abril.
“Varelito” se sintió atraído por el toro desde muy pequeño. Formó parte este trianero de una cuadrilla de chavales toreros, los “Niños Sevillanos”, junto a “Pacorro” e “Hipólito”. Se presentó en la Maestranza de Sevilla el 13 de septiembre de 1912 y en Madrid en 1913 y en todas sus actuaciones estuvo muy bien. En los carteles alternó con Manuel Navarro y Juan Belmonte. De tal modo toreaba este muchacho que en 1917 se reafirma como un novillero puntero a nivel nacional. Toma la alternativa en Madrid el 26 de septiembre de 1918, la misma tarde que la tomó Domingo González “Dominguín”, con toros de la ganadería de García de la Lama, en una tarde arrolladora de “Joselito”, que actuó como padrino. Sin embargo, la actuación de “Varelito” fue muy sobresaliente.
A Manuel Varé le tocó pues vivir una época muy difícil por la competencia y hegemonía que en esos años ejercieron en la Fiesta “Joselito” y Belmonte. Fue un torero muy castigado por los toros, demostró continuamente que no conocía el miedo. Tenía mucho amor propio y auténtica voluntad de triunfar. Este pundonor profesional fue precisamente lo que le perdió. La temporada de 1922 se le presentaba extraordinaria. En lo más alto del escalafón, se le consideraba hasta 1920 por detrás de “Joselito” y Belmonte. En 1922 comienza toreando en Valencia y le contratan cuatro actuaciones en la Feria de Abril de Sevilla. En el ambiente nacional flotaban como fantasmas las ausencias de “Joselito”, ya muerto y de Belmonte, retirado momentáneamente. Los públicos se habían vuelto cada vez más exigentes e impertinentes con los toreros. Alterna en esos años con Manuel Granero, Marcial Lalanda y Chicuelo.
La muerte le esperaba en su ciudad natal. Fue en su última actuación en la feria abrileña, el día 21 de abril de 1922. Salió “Varelito” a torear su quinto toro de la ganadería de Guadalest, de nombre “Bombito”, número 33, negro y cornicorto. Durante su lidia, el torero mantuvo una fuerte bronca con el público. Para responder a los improperios del “respetable”, se propuso ganar sus aplausos arriesgando más de la cuenta. La muerte del toro se la brindó a uno de sus peones, con frases en voz alta, que enfurecieron aún más a los espectadores de los tendidos: Porque dijo: “Este es el último toro que voy a matar en Sevilla. A ver si se entera esta gente de lo que soy capaz de hacer”.
Arreció el escándalo. Tras unos muletazos, se volvió de espaldas al toro como despreciándolo, sin haberlo dominado todavía. Después se perfiló para matar y dejó un pinchazo en todo lo alto. El torero pensó que bastaba con eso y que el toro doblaría en segundos, y de nuevo, “Varelito” se volvió de espaldas con gesto de desprecio. El bicho, que pensaba otra cosa, se arrancó de pronto enfurecido y le metió un cuerno por el mismísimo ano. “Varelito” cayó malherido al albero. Recogido rápidamente por las asistencias, lo condujeron a la carrera a la enfermería. De camino hacia esta, mientras pasaban por el callejón de la barrera, se le oyó decir: “¡Ya me la ha ‘pegao’! ¡Ya se han salido ustedes con la suya!”.
En la enfermería los doctores le apreciaron una gran cornada, con rotura del esfínter y la pared anterior del recto, desgarros musculares y destrucción de vasos. El interés de los aficionados por su estado tenía todo el carácter de un remordimiento en masa. Tras la cura en la enfermería de la Maestranza, los médicos lo mandaron a su casa. En aquellos años aún no había penicilina y los médicos no pudieron hacer nada para evitar la septicemia. Tras una muy dolorosa agonía murió al amanecer del 13 de mayo a las seis de la mañana.
“Varelito” murió en la cima de su carrera. Esa temporada de 1922 tenía contratadas 60 corridas. Manuel Varé “Varelito” fue ante todo un excelente estoqueador. Más que un gran matador, seguro y eficaz fue un estilista de esta suerte.
“Varelito” se sintió atraído por el toro desde muy pequeño. Formó parte este trianero de una cuadrilla de chavales toreros, los “Niños Sevillanos”, junto a “Pacorro” e “Hipólito”. Se presentó en la Maestranza de Sevilla el 13 de septiembre de 1912 y en Madrid en 1913 y en todas sus actuaciones estuvo muy bien. En los carteles alternó con Manuel Navarro y Juan Belmonte. De tal modo toreaba este muchacho que en 1917 se reafirma como un novillero puntero a nivel nacional. Toma la alternativa en Madrid el 26 de septiembre de 1918, la misma tarde que la tomó Domingo González “Dominguín”, con toros de la ganadería de García de la Lama, en una tarde arrolladora de “Joselito”, que actuó como padrino. Sin embargo, la actuación de “Varelito” fue muy sobresaliente.
A Manuel Varé le tocó pues vivir una época muy difícil por la competencia y hegemonía que en esos años ejercieron en la Fiesta “Joselito” y Belmonte. Fue un torero muy castigado por los toros, demostró continuamente que no conocía el miedo. Tenía mucho amor propio y auténtica voluntad de triunfar. Este pundonor profesional fue precisamente lo que le perdió. La temporada de 1922 se le presentaba extraordinaria. En lo más alto del escalafón, se le consideraba hasta 1920 por detrás de “Joselito” y Belmonte. En 1922 comienza toreando en Valencia y le contratan cuatro actuaciones en la Feria de Abril de Sevilla. En el ambiente nacional flotaban como fantasmas las ausencias de “Joselito”, ya muerto y de Belmonte, retirado momentáneamente. Los públicos se habían vuelto cada vez más exigentes e impertinentes con los toreros. Alterna en esos años con Manuel Granero, Marcial Lalanda y Chicuelo.
La muerte le esperaba en su ciudad natal. Fue en su última actuación en la feria abrileña, el día 21 de abril de 1922. Salió “Varelito” a torear su quinto toro de la ganadería de Guadalest, de nombre “Bombito”, número 33, negro y cornicorto. Durante su lidia, el torero mantuvo una fuerte bronca con el público. Para responder a los improperios del “respetable”, se propuso ganar sus aplausos arriesgando más de la cuenta. La muerte del toro se la brindó a uno de sus peones, con frases en voz alta, que enfurecieron aún más a los espectadores de los tendidos: Porque dijo: “Este es el último toro que voy a matar en Sevilla. A ver si se entera esta gente de lo que soy capaz de hacer”.
Arreció el escándalo. Tras unos muletazos, se volvió de espaldas al toro como despreciándolo, sin haberlo dominado todavía. Después se perfiló para matar y dejó un pinchazo en todo lo alto. El torero pensó que bastaba con eso y que el toro doblaría en segundos, y de nuevo, “Varelito” se volvió de espaldas con gesto de desprecio. El bicho, que pensaba otra cosa, se arrancó de pronto enfurecido y le metió un cuerno por el mismísimo ano. “Varelito” cayó malherido al albero. Recogido rápidamente por las asistencias, lo condujeron a la carrera a la enfermería. De camino hacia esta, mientras pasaban por el callejón de la barrera, se le oyó decir: “¡Ya me la ha ‘pegao’! ¡Ya se han salido ustedes con la suya!”.
En la enfermería los doctores le apreciaron una gran cornada, con rotura del esfínter y la pared anterior del recto, desgarros musculares y destrucción de vasos. El interés de los aficionados por su estado tenía todo el carácter de un remordimiento en masa. Tras la cura en la enfermería de la Maestranza, los médicos lo mandaron a su casa. En aquellos años aún no había penicilina y los médicos no pudieron hacer nada para evitar la septicemia. Tras una muy dolorosa agonía murió al amanecer del 13 de mayo a las seis de la mañana.
“Varelito” murió en la cima de su carrera. Esa temporada de 1922 tenía contratadas 60 corridas. Manuel Varé “Varelito” fue ante todo un excelente estoqueador. Más que un gran matador, seguro y eficaz fue un estilista de esta suerte.
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