Francisco López Parejo “Parejito”, fue un matador de toros cordobés, nacido en Lucena (Córdoba) el 3 de septiembre de 1899. Murió a los 33 años en un hospital de Madrid a consecuencia de la cornada que un novillo le dio dos años antes en Jaén.
A “Parejito” se le tenía como de la capital, porque desde muy joven vivió en ella, pero él era de Lucena. Precisamente ha sido el único matador de toros que ha dado esta ciudad cordobesa. Toreó por primera vez como novillero el 6 de abril de 1919 en Córdoba junto a “Josito de Córdoba”, donde triunfó y creó muchas esperanzas pues tuvo una etapa novilleril muy brillante. Sobre todo sonó mucho su apoteósico triunfo en Madrid el 15 de junio de 1922, junto a Villalta y Carralafuente. A partir de 1923 comienza a languidecer su fama, aunque el 24 de junio de 1925 Ignacio Sánchez Mejías le concede la alternativa en la Plaza de Cabra (Córdoba), completando la terna de matadores con “El Algabeño”. Lidiaron ganado de Conradi.
Según los críticos de la época “Parejito” tiene el mérito de haber llevado la fiesta de los toros a Budapest y a Roma, donde se le admiraba mucho siendo el jefe del Gobierno italiano Benito Mussolini, uno de sus más entusiastas seguidores por su valiente y artístico modo de torear. Toreó mucho también en Francia y Portugal.
Tras esta etapa y sin saberse aún bien las causas, “Parejito” renuncia a su alternativa en 1927, y torea de nuevo novilladas. Comienza muy bien para él la temporada de 1930, pero el 20 de abril, toreando una novillada en Jaén junto a Escrivá y Tirado, un novillo de Antonio García le infirió una gravísima cornada en el bajo vientre, que tras dos años de horribles sufrimientos, le produjo la muerte el 5 de abril.
Mi padre, Francisco González Huertas, que además de ser un gran aficionando a los toros era de Lucena, tuvo cierta amistad con “Parejito”, seis años mayor que él. Me contó en cierta ocasión que estuvo con él en Madrid unos días antes de que muriera. En 1932 mi padre estudiaba en Madrid la especialidad médica de oftalmología en el Instituto Rubio, y al parecer se encontró con “Parejito” un día por la calle la Montera, poco antes de que le operasen por última vez. Al parecer caminaba con mucha dificultad. Estuvieron un rato hablando. Parejito estaba muy desmejorado y su salud estaba muy deteriorada. Le contó a mi padre que había venido a Madrid para operarse, porque no acababa de cicatrizarle la herida del vientre que le ocasionada tremendos dolores. Al parecer, el matador lucentino murió varios días después de este encuentro con mi padre. Exactamente el 5 de abril de 1932 en el Sanatorio del Rosario. Tal vez mi padre fuera al último lucentino con quien hablase este singular torero.
Los cronistas de su época no acabaron de comprender que ocurrió con “Parejito”, un torero que tantas expectativas creó en sus comienzos, y que finalmente decepcionó de manera terminante y radical. Dicen los cronistas que “Parejito” cuando empezó en esto de torear tenía valor y ejecutaba perfectamente cuanto intentaba, pero de pronto lo perdió todo y no llegó a nada quien parecía que iba a ser mucho.
Juan José Bonifaz, dice de él en su libro “Víctimas de la fiesta”: “...los niños que vimos a ‘Parejito’ triunfar en el verano de 1920 en la localidad serrana de Cerdedilla (Madrid), le consideramos siempre, en nuestro brumoso recuerdo, como un dios de la tauromaquia...”
El 24 de junio de 2000 se cumplieron 75 años desde que el pequeño-gran torero de Lucena, Francisco López Parejo “Parejito” tomara la alternativa en la Plaza de Toros de Cabra, de manos del legendario Ignacio Sánchez Mejías, actuando de testigo Joselito García “Algabeño”, y con toros de la ganadería de Juan Bautista Conradi. El diestro lucentino, cuentan que se vistió para tal ocasión de verde y oro, y que la corrida, con ceremonia de padrinazgo incluida, fue un éxito absoluto, para los tres matadores. Las entradas de ‘general de sombra’ costaban catorce pesetas y las de ‘sol’ seis. Dicen las crónicas de la época que aquel día de San Juan de 1925 la ciudad egabrense se vistió con su mejores galas y la plaza de toros registró un lleno hasta la bandera, por la expectación que concitó el diestro de Lucena y la presencia del mítico Ignacio Sánchez Mejías ( “¡Qué gran torero en la plaza! ¡qué buen serrano en la sierra!” que diría años más tarde de él Federico García Lorca). Me pregunto ahora en la distancia, qué tipo de relación hubo entre el lucentino “Parejito” y el sevillano Sánchez Mejías... Tuvieron que ser sin duda buenos amigos, para que Ignacio fuera a Cabra a apadrinar al lucentino. Fue aquel, por muchas circunstancias, un acontecimiento importante.
Por cierto que el aniversario de su alternativa pasó completamente desapercibido en su ciudad natal, Lucena. Una ciudad emprendedora y rica, que vive de espaldas a su propia historia y cultura, y que trata con ignorancia e indolencia en muchas ocasiones, a sus hijos más ilustres. Y digo esto porque “Parejito” ha sido el único matador de toros que ha dado esta ciudad, que ya apenas si lo recuerda. No ocurrió igual en Cabra, donde hay una grande y honda afición a lo taurino y a recordar lo importante acaecido en su ciudad a lo largo de la historia. El 3 de junio la ciudad de Cabra dedicó un homenaje especial a la alternativa de “Parejito” con la IV Becerrada de “Manolete”, donde cinco chicos y una chica, intentaron tocar la gloria con sus dedos. En Cabra aún se recuerda el paso de Ignacio Sánchez Mejías, además se da la circunstancia de que es era la primera alternativa que se concedía en esa plaza.
A “Parejito” se le tenía como de la capital, porque desde muy joven vivió en ella, pero él era de Lucena. Precisamente ha sido el único matador de toros que ha dado esta ciudad cordobesa. Toreó por primera vez como novillero el 6 de abril de 1919 en Córdoba junto a “Josito de Córdoba”, donde triunfó y creó muchas esperanzas pues tuvo una etapa novilleril muy brillante. Sobre todo sonó mucho su apoteósico triunfo en Madrid el 15 de junio de 1922, junto a Villalta y Carralafuente. A partir de 1923 comienza a languidecer su fama, aunque el 24 de junio de 1925 Ignacio Sánchez Mejías le concede la alternativa en la Plaza de Cabra (Córdoba), completando la terna de matadores con “El Algabeño”. Lidiaron ganado de Conradi.
Según los críticos de la época “Parejito” tiene el mérito de haber llevado la fiesta de los toros a Budapest y a Roma, donde se le admiraba mucho siendo el jefe del Gobierno italiano Benito Mussolini, uno de sus más entusiastas seguidores por su valiente y artístico modo de torear. Toreó mucho también en Francia y Portugal.
Tras esta etapa y sin saberse aún bien las causas, “Parejito” renuncia a su alternativa en 1927, y torea de nuevo novilladas. Comienza muy bien para él la temporada de 1930, pero el 20 de abril, toreando una novillada en Jaén junto a Escrivá y Tirado, un novillo de Antonio García le infirió una gravísima cornada en el bajo vientre, que tras dos años de horribles sufrimientos, le produjo la muerte el 5 de abril.
Mi padre, Francisco González Huertas, que además de ser un gran aficionando a los toros era de Lucena, tuvo cierta amistad con “Parejito”, seis años mayor que él. Me contó en cierta ocasión que estuvo con él en Madrid unos días antes de que muriera. En 1932 mi padre estudiaba en Madrid la especialidad médica de oftalmología en el Instituto Rubio, y al parecer se encontró con “Parejito” un día por la calle la Montera, poco antes de que le operasen por última vez. Al parecer caminaba con mucha dificultad. Estuvieron un rato hablando. Parejito estaba muy desmejorado y su salud estaba muy deteriorada. Le contó a mi padre que había venido a Madrid para operarse, porque no acababa de cicatrizarle la herida del vientre que le ocasionada tremendos dolores. Al parecer, el matador lucentino murió varios días después de este encuentro con mi padre. Exactamente el 5 de abril de 1932 en el Sanatorio del Rosario. Tal vez mi padre fuera al último lucentino con quien hablase este singular torero.
Los cronistas de su época no acabaron de comprender que ocurrió con “Parejito”, un torero que tantas expectativas creó en sus comienzos, y que finalmente decepcionó de manera terminante y radical. Dicen los cronistas que “Parejito” cuando empezó en esto de torear tenía valor y ejecutaba perfectamente cuanto intentaba, pero de pronto lo perdió todo y no llegó a nada quien parecía que iba a ser mucho.
Juan José Bonifaz, dice de él en su libro “Víctimas de la fiesta”: “...los niños que vimos a ‘Parejito’ triunfar en el verano de 1920 en la localidad serrana de Cerdedilla (Madrid), le consideramos siempre, en nuestro brumoso recuerdo, como un dios de la tauromaquia...”
El 24 de junio de 2000 se cumplieron 75 años desde que el pequeño-gran torero de Lucena, Francisco López Parejo “Parejito” tomara la alternativa en la Plaza de Toros de Cabra, de manos del legendario Ignacio Sánchez Mejías, actuando de testigo Joselito García “Algabeño”, y con toros de la ganadería de Juan Bautista Conradi. El diestro lucentino, cuentan que se vistió para tal ocasión de verde y oro, y que la corrida, con ceremonia de padrinazgo incluida, fue un éxito absoluto, para los tres matadores. Las entradas de ‘general de sombra’ costaban catorce pesetas y las de ‘sol’ seis. Dicen las crónicas de la época que aquel día de San Juan de 1925 la ciudad egabrense se vistió con su mejores galas y la plaza de toros registró un lleno hasta la bandera, por la expectación que concitó el diestro de Lucena y la presencia del mítico Ignacio Sánchez Mejías ( “¡Qué gran torero en la plaza! ¡qué buen serrano en la sierra!” que diría años más tarde de él Federico García Lorca). Me pregunto ahora en la distancia, qué tipo de relación hubo entre el lucentino “Parejito” y el sevillano Sánchez Mejías... Tuvieron que ser sin duda buenos amigos, para que Ignacio fuera a Cabra a apadrinar al lucentino. Fue aquel, por muchas circunstancias, un acontecimiento importante.
Por cierto que el aniversario de su alternativa pasó completamente desapercibido en su ciudad natal, Lucena. Una ciudad emprendedora y rica, que vive de espaldas a su propia historia y cultura, y que trata con ignorancia e indolencia en muchas ocasiones, a sus hijos más ilustres. Y digo esto porque “Parejito” ha sido el único matador de toros que ha dado esta ciudad, que ya apenas si lo recuerda. No ocurrió igual en Cabra, donde hay una grande y honda afición a lo taurino y a recordar lo importante acaecido en su ciudad a lo largo de la historia. El 3 de junio la ciudad de Cabra dedicó un homenaje especial a la alternativa de “Parejito” con la IV Becerrada de “Manolete”, donde cinco chicos y una chica, intentaron tocar la gloria con sus dedos. En Cabra aún se recuerda el paso de Ignacio Sánchez Mejías, además se da la circunstancia de que es era la primera alternativa que se concedía en esa plaza.
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