Domingo 18 de abril. 10ª de Feria. Plaza de la Maestranza: lleno hasta la bandera. Se lidiaron 6 toros de la ganadería de El Pilar, en Salamanca (encaste Aldeanueva y Juan Pedro Domeqc), que tuvieron buen comportamiento excepto el primero que fue manso. Corrida bien presentada. Abrieron plaza: Manuel Jesús El Cid (silencio y pitos), Sebastián Castellá (silencio y una oreja) y José María Manzanares (ovación y saludo desde el tercio y una oreja con fuerte ovación).
Por El Zubi
José María Manzanares podría haber salido por la Puerta del Príncipe de no haber fallado con la espada en sus dos toros. Aun así le concedieron la oreja de su segundo y dejó al público de la Maestranza con la boca abierta de tanta belleza, tanto toreo bueno de verdad y tanto arte y temple. Tuvo mas merito si cabe su actuación con el primero de su lote, “Mancerito” de nombre, negro de 576 kilos. Un medio-toro con muchas complicaciones y con poca clase que Manzanares supo domeñar e ir metiéndolo en la talega poco a poco hasta hacerlo bueno. Sus dos toros tuvieron muy buena lidia. En el primero, el puyazo de “Chocolate” fue muy aplaudido por el público, así como el par de banderillas de Luis Blázquez que tuvo que desmonterarse ante los aplausos del público. El toro humillaba pero le costaba salir de la muleta, incluso acudir a ella, pero Manzanares le sacó todo lo que tenía dentro y lo que no tenía… estando siempre por encima del toro, con técnica, sabiduría y sobre todo mucha belleza. Dio varias tandas con la derecha llenas de inspiración, sentimiento, hondura, poderío y empaque. Tanto que la banda del Maestro Tejera, ahora dirigida por Manuel Tristán hijo, tuvo hoy mucho trabajo, pues con un toreo como el de José María Manzanares es como para no parar. Fue esta una faena de mucho valor pues el toro tenía muchas complicaciones. Faena de gran capacidad técnica, pues le sacó al toro lo que el cornúpeta no sabía que tenía dentro y por tanto no quería mostrarlo. Lo mató de un pinchazo y dos estocadas incluso le dieron el primer aviso justo cuando el toro caía en el albero. Perdió las orejas pero recibió una fortísima ovación y tuvo que saludar desde el tercio. El sabio público sevillano supo valorar lo que el alicantino había hecho con ese toro. Al segundo lo recibió con una tanda de verónicas hondas lentas muy bellas y remató con dos delantares de una factura bellísima. La cuadrilla de Manzanares hizo una lidia ejemplar. Juan José Trujillo puso dos pares de banderillas de antología y el público le obligó a desmonterarse y a saludar desde el tercio. Manzanares saca a los medios a “Dudeto”, que así se llamaba este toro colorado de 574 kilos, muy astifino y con dos leños que daban susto. Comenzó a darle tandas de derechazos templados y hondos… y la Maestranza comenzó a rugir con esos “olés” que suenan tan bien solo en esta plaza, que suenan a gloria bendita, con los pasodobles de fondo… y Manzanares fajado con el toro, muletazos templados, hondos, lentos, con cadencia y una belleza extraordinaria. “Dudeto” fue un buen toro. Un toro bravo que repetía con ambición, bravura y nobleza. Manzanares se cambiaba de mano la muleta con la embestida del toro y aquello, la plaza de la Maestranza, parecía que se iba a caer, que la Maestranza se había convertido en un manicomio a causa de tanta belleza. Qué bien torea este torero que en estos momentos se encuentra en estado de gracia. Con la izquierda lo toreo muy despacito, con el toro cosidito en la muleta. Fueron cinco tandas con la derecha de auténtica locura. Un gusto enorme torear de esa manera. Nadie esperaba que volviera a fallar con la espada, una suerte en la que esta temporada ha demostrado mucha seguridad y solvencia. Sin embargo dio un pinchazo y una estocada fulminante, que le valió la concesión de una oreja… y qué mas da ya una oreja o dos…después de haber realizado esa obra de arte tan perfecta… de habernos dejado a todos borrachos de arte.
También triunfó el francés Sebastián Castellá que a su segundo le logró cortar otra oreja. El primero de su lote fue un toro vulgar, muy soso y sin gracia. Lo despachó de estocada casi entera y un descabello. Silencio. A su segundo lo toreó muy bien a la verónica. “Guajiro” fue el toro mejor presentado de la corrida: grande, bravo, con volumen y con dos leños astifinos como leznas. Castellá vio las condiciones del toro y lo puso al caballo de lejos. Las dos veces que entró de lejos derribó al caballo y al picador, pues aquello parecía un autobús que chocaba de frente contra una pared que caía al suelo. Picador y caballo por los suelos. La cuadrilla del francés le hizo muy buena lidia. Dos pares de banderillas muy buenos de Curro Molina que tuvo que desmonterarse con la música de la banda de fondo. Una música que solo suena cuando hay cosas buenas que resaltar…y los dos pares de este ejemplar torero de plata pusieron en pie al público de la Maestranza. Comienza la faena Castellá. La Maestranza se queda en un sonoro silencio….como si fuera a ocurrir algo muy importante. Y así fue pues el francés citó al toro de lejos dándole en el encuentro dos espeluznantes pases cambiados con su sello. Cuatro tandas con la derecha poniéndole la muleta muy bien, hondas y profundas. Dio una estocada en todo lo alto y obtuvo una oreja.
Quien anda francamente mal es Manuel Jesús El Cid, que ayer abría plaza. Anduvo toda la tarde inseguro, descentrado, como si no se encontrara a sí mismo. Una sombra de lo que fue. Atraviesa un mal momento y es una lástima pues quien lo hemos visto muchas veces torear corridas durísimas sabemos que es un gran torero, pero en estos momentos anda como alma en pena por las plazas. Lo malo de esto es que ese mal momento de forma se lo ha contagiado como un virus, como la gripe, a todos los miembros de su cuadrilla, unos extraordinarios toreros de plata (Boni, Alcalareño y Pirri) que ayer estuvieron muy desafortunados en la lidia de los dos toros. Ayer El Cid es que metió hasta pico con la muleta en sus dos toros. A su primero lo mató de una estocada atravesada que le salió al morlaco por el costado de manera muy fea. Silencio. Lo peor fue su segundo toro, de nombre “Resistente” negro de 572 kilos, un toro que humillaba y que embestía y repetía en los engaños. Un buen toro que El Cid desaprovechó y no supo torear…porque este toro era de esos que valen pero que tiene mucho que torear…con complicaciones pero que si un torero le toca las teclas y lo sabe llevar hubiera sido de lío gordo. Sin embargo Manuel Jesús El Cid estuvo por debajo del toro. Le dio un mete y saca y una estocada. El toro fue aplaudido en el arrastre y el torero pitos y abucheos. Algo triste y que no gusta a quien lo hemos visto triunfar en las plazas mas importantes del mundo. Pero el mundo del toro como la vida… es así. Un tiovivo. Hoy estás arriba y mañana abajo por caprichos de la vida y las circunstancias. Solo cabe desearle que se recupere pronto y que recobre la confianza y la seguridad en sí mismo.
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