Lunes 19 de abril. 11ª de Feria, primera de farolillos. Plaza de la Maestranza: cartel de no hay billetes. Se lidiaron 8 toros de la ganadería de Jandilla (encaste Juan Pedro Domeqc), de Vejér de la Frontera (Cádiz), 2º y 5º devueltos y salieron dos sobreros. Corrida bien presentada, aunque todo el encierro con poca casta, poca clase y falta de bravura. Abrieron plaza: Julio Aparicio (aplausos y aplausos), Morante de la Puebla (aplausos y petición de oreja) y Cayetano Rivera Ordoñez (aplausos y saludo desde el tercio y aplausos) se presentaba en Sevilla como matador de toros.
Por El Zubi
Decían ayer por el barrio del Baratillo que el duende andaba suelto, porque iban a torear por la tarde en la Maestranza tres toreros con mucho arte. Efectivamente los toreros pusieron de su parte pero los toros de Jandilla fallaron más que una escopeta de caña. ¿Será por el encaste de Juan Pedro Domeqc que llevan en sus sangres?... Respondan ustedes mismos… Quien confirmó que es un torerazo como la copa de un pino es José Antonio Morante de la Puebla, pues además de mucho arte, tiene mucho valor y técnica para enfrentarse a toros de cualquier ganadería. Y mira que tuvo mala suerte pues le echaron para atrás a los dos toros de su lote. Al primero, ”Entusiasta” de nombre, por romperse un pitón desde la raíz por la gracia de los subalternos de encelar a los toros escondidos en el burladero enseñándole la puntita del capote. Y pasa lo que ya pasó en otra corrida hace unos días, que provocan que los toros se descuernen a topetazos contra las tablas. A su segundo, “Dicharachero” lo devolvieron a corrales por causas indeterminadas, pues nadie de los allí presentes le vimos ningún defecto en la lidia. De buenas a primeras, el Presidente del Festejo, Julián Salguero, sacó el pañuelito verde y para adentro. Morante, que es muy educado y discreto no dijo nada, pero por dentro tenía un cabreo de mucho cuidado, pues ambos toros tenían tranco y casta por lo poco que le pudimos ver en la plaza y el segundo embestía bien y metía la cara en los engaños. Sin embargo le echaron un primero llamado “Miliciano” que era un toro vulgar y sin casta, brutote en los engaños que topaba a cabezazos en la muleta. Morante lo recibió a la verónica con hondura y sus formas… y a la tercera casi le roba la cartera con el pitón, pues logró desabrocharle el chalequillo. El torero de la Puebla lo intentó torear pero es que la embestida del toro no tenía ninguna calidad y estaba siempre a la defensiva porque no era bravo ni noble. Lo mandó al otro mundo de estocada trasera y caída. Aplausos. Por su segundo sobrero llamado “Flamenco”, un negro bragao y meano de 511 kilos, nadie daba un duro por él de salida, pues el toro tenía aspecto avacado y la carita lavada. El toro resultó muy complicado de torear. Un toro que por su comportamiento y embestida no era del estilo de Morante, un torero con arte que se le presupone que arriesga lo justo y si puede interpretar su arte. Pero no fue así. Morante estaba muy enfadado con su suerte y lo metió en el canasto a fuerza de torería, valor, técnica y también mucho arte, pues este torero es que tiene arte hasta para andar por la plaza. Lo sacó del tercio con la muleta dándole pases por bajo con la rodilla flexionada, pases muy toreros con mucho arte. Ya fuera del tercio se fajó con él a base de derechazos muy emocionantes pues el toro se revolvía en un palmo del albero y le buscaba los tobillos al torero pues sabía lo que se dejaba atrás. Morante se puso aun mas valiente y flamenco delante de “Flamenco” y tanda a tanda con la derecha, con mucha firmeza, torería y con la cabeza muy despejada hizo que el toro se tragara su mal genio. El torero de Puebla no se achicó ante el bicho. Todo lo contrario. Con arte y mucho valor le pudo la pelea a un toro que aunque embestía apuntaba a alimaña revolviéndose en un palmo de suelo. Lo hizo tan bien que se arrancó la banda del maestro Tejera (esta vez si estuvo acertado el maestro Tristán hijo), pues Morante le estaba pudiendo a uno de esos toros que cualquier torero pasa un miedo horrible delante de ellos. Le dio una tanda con la izquierda para acabar… que el público de la Maestranza ya se puso de pié, pues hubo en ella una emoción muy grande. El torero de la Puebla del Río, como por arte de magia se sacó de su chistera una faena impensable y sorpresiva que nadie se podía esperar, propia solo de quien efectivamente es una gran figura del toreo. Al toro lo despachó de un pinchazo hondo y descabello. Hubo petición de oreja muy numerosa en los tendidos de sol, pues lo hecho por el torero fue de mucho mérito, una petición que no fue secundada ayer por los de sombra, en donde ayer ya había mucho glamur, mucha gente guapa y figureo social, y desde luego pocos aficionados que entendieran de toreo, y claro…el Presidente que debe de ser miope no le echó cuentas a los aficionados de sol y le negó el trofeo. Cuando arrastraron al toro el público le dio al señor Presidente una sonora pitada.
Ayer es que fue un día de toros raro ¿saben?. Se notaba que habíamos entrado ya en la semana de farolillos y había mucha mujer guapa y niño bien por los tendidos. Lo de las mujeres lo entiendo pues fueron a ver a Cayetano, y lo de los hombres… pues también… pues ahora en este país está bien mirado incluso que a los hombres les gusten los hombres… Cayetano Rivera Ordoñez en verdad tuvo una actuación positiva en su presentación como matador de toros en Sevilla, aunque abusó del “pico” en sus dos toros contagiado tal vez por Julio Aparicio, y nadie se atrevió a reprochárselo. Yo si me atrevo porque a mi me gustan las mujeres. Su primer toro fue “Zángano”, un negro mulato con poca fuerza pues perdió las manos a la primera de cambio y lo tuvieron entre algodones durante toda la lidia no fuera que le diera de nuevo el arrebato al Presidente y se lo mandara a los corrales. Lo cierto es que el toro estaba también muy justito de raza. Le brindó su muerte a su hermano Francisco Rivera que andaba en la barrera dándole consejos de aquí para allá. Muy emotivo, la verdad. Lo sacó del tercio con estatuarios muy bellos y le dio una tanda con la derecha francamente mala pues metía constantemente el pico, y es que el zángano del toro tenía menos fuerza que un mosquito y no trasmitía emoción ni nada. Se lo quitó de encima de una gran estocada a volapié que tumbó al toro en 12 segundos por cronómetro. Una estocada de las que antes valían una oreja. A él sólo le aplaudieron sus admiradores/as y tuvo que saludar desde el tercio. A su segundo lo recibió con una tanda de verónicas con la rodilla flexionada muy bellas y de gran empaque que levantó los aplausos en los tendidos de sombra. Tras llevarlo al caballo le hizo un quite por delantares con un remate de una larga cordobesa bellísimos, que hizo que todos sus partidarios se frotasen las manos, pues parecía que allí había toro. Comenzó su faena con muchos enganchones en la muleta y su hermano Francisco desde la barrera le decía: “por bajo Cayetano…por bajo”. Y eso hizo Cayetano… y la cosa fue un poco mejor pero no mucho pues el toro no valía un duro: no tenía recorrido ni casta ni clase y visto lo visto, la única opción que tuvo fue matarlo de una gran estocada que fue premiada con aplausos.
Abrió plaza Julio Aparicio que le tocó en suerte tal vez el toro más potable de la corrida, de nombre “Zarandajo” un negro mulato de 532 kilos con mucho motor, casta y bravura. Estuvo además muy bien lidiado por la cuadrilla de Aparicio, y Morante le hizo un quite con verónicas que nos dejó a todos con la boca abierta. Julio Aparicio comenzó a torear con la derecha metiendo pico y más pico y el pico ya no se le fue en toda la tarde a pesar de que metiera los riñones con la izquierda. El toro se vino abajo, pues entre los quites de Aparicio y el de Morante dio de si todo lo que tenía. Pinchazo, estocada y toro al suelo. Aplausos. Su segundo, de nombre “Fullero” perdió las manos en el caballo, fue noble pero con poca fuerza y casta. Aparicio fue mas fullero que el toro, pues vio la cosa como estaba con este “gato” burraco y le dio a Cayetano una lección “magistral” de cómo hay que meter pico con la muleta. Sin embargo nadie en la plaza se lo reprochó, menos mal que el que estaba a mi lado también veía el pico que de lo contrario podría pensarse que fue una alucinación mía. Mató al toro de una gran estocada y fue muy aplaudido por ello. Y eso fue todo lo ocurrido ayer. El público, me dio a mí la impresión, que no era ayer muy de aficionados, sino más bien de los que en determinadas fechas de farolillos se dejan ver por la plaza para decir “aquí estoy yo…vino y coleando”. Todo el mundo tenía la cabeza en el ferial y en la cena del "pescaito”, pero para pescaditos los Jandillas.
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