Por El Zubi
Es curioso como en el mes de mayo, un mes que no es precisamente cuando se dan mas corridas de toros en nuestros país, sea como la tradición y las estadísticas demuestra, la época del año en que mas toreros han muerto en los ruedos según recogen las coplas, las estadísticas y la historia de la Tauromaquia. Hace años que publiqué en la revista taurina de Córdoba “La Montera” una serie de reportajes a través de los cuales conocimos casi todas las muertes de los toreros que cayeron en los ruedos, victimas de la Fiesta. Fruto de esa serie de historias dramáticas contadas y de la curiosidad periodística que me obsesiona en ocasiones, surge hoy este breve reportaje en el que la reflexión, la observación o la casualidad, nos indica que mayo es el mes en que la muerte acecha en los ruedos. Que da la impresión de ser un mes que tiene mal fario para los toreros. Un mes que ha formado en la historia del toreo un siniestro capítulo de dramáticas coincidencias, que aunque sea brevemente, conviene recordar y dejar escritas.
En mayo, por ejemplo, perdió la vida el creador de la tauromaquia histórica Pepe-Hillo,. Murió también el paradigma del valor, Manuel García “Espartero”. También el diestro, que dicen, fue el más guapo de la historia, Julio Aparici “Fabrilo”; el príncipe de los toreros, Joselito “El Gallo”, el torero violinista Manuel Granero, el maestro con el capote Francisco Vega de los Reyes “Curro Puya”, y los sevillanos Varelito y Pascual Márquez, este último fue el primer torero muerto en los ruedos después de acabada la guerra civil. Todas estas muertes han sido fuente de inspiración para poetas, pintores y artistas, y con sus dramáticas muertes contribuyeron de alguna forma a engrandecer el acervo cultural de la Fiesta. Todos ellos han sido merecedores de coplas populares, romances, versos emocionados y recuerdos imborrables. Vamos por tanto a dar un conciso repaso a todos los casos que hemos mencionado y a otros muchos más, sin entrar demasiado en profundidades.
Pepe-Hillo encontró la muerte en Madrid con un toro de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) de nombre Barbudo, que le clavó el pitón en el vientre y lo mantuvo en el aire durante un minuto, y según cuentan las crónicas de la época, le destrozó “en menudas partes cuantas contiene la cavidad del vientre y pecho además de diez costillas fracturadas”, hasta que lo soltó en tierra inmóvil y prácticamente sin vida. Pepe-Hillo fue inmortalizado nada menos que por Francisco de Goya y Lucientes.
Antonio Romero y Martínez, hermano del famoso Pedro Romero, murió en Granada el 5 de mayo de 1802. Lo mató el toro Ollero de la ganadería de Tous. El utrerano Francisco Herrera “Curro Guillén”, que según dicen de él los libros de historia, era el torero mejor pagado de aquella época, y como a otros muchos toreros, fueron los públicos quienes le llevaron a la muerte. Fue en Ronda el 21 de mayo de 1820. Para demostrar su valentía citó a matar recibiendo y el toro le prendió. Se fue andando hacia la enfermería pero falleció nada mas llegar al callejón. A Manuel García Cuesta “Espartero” lo mató un toro de miura de nombre Perdigón, colorado ojo de perdiz, un 27 de mayo, y ocurrió al entrar a matar a volapié por segunda vez, que el toro lo enganchó por el vientre y murió a los veinte minutos. La muerte de este torero lo cantó mucho con sus poemas el poeta Fernando Villalón.
La muerte del valenciano Julio Aparici “Fabrilo” fue otro de los caídos en mayo y Joselito “El Gallo”, que como se sabe, le dio la muerte la negra sombra de Bailaor en Talavera de la Reina. Su sucesor en arte, gracia y torería fue el torero violinista y también valenciano Manuel Granero, al que una pitonisa, como ya conté en su día, le pronosticó que moriría por asta de toro un 7, un 14 o un 21 de mayo. Murió el 7 de mayo de 1922 de la manera más trágica que haya muerto jamás ningún torero. El sevillano Manuel Varé “Varelito”, apadrinado por Joselito, fue cogido por un toro de Guadalest el 21 de abril, aunque murió a consecuencia de esa cornada en la región anal un 13 de mayo. También trágica y dolorosa fue la muerte del gitano Francisco Vega de los Reyes “Curro Puya” el mejor capoteador de todos los tiempos. Decían de él que con el capote paraba los relojes, de lo lento que lanceaba. Fue cogido el 31 de mayo de 1931 por el toro Fandanguero, y su terrible agonía duró hasta el 14 de agosto en que por fin murió. Aquel día alternaban con él dos toreros de tronío Manuel Jiménez “Chicuelo” y Marcial Lalanda. Fue el torero sevillano Pascual Márquez, el último matador muerto en el mes de mayo, según mis estadísticas. Fue en Madrid un 18 de mayo de 1941, con toros de Concha y Sierra. Al lancear con el capote, el viento lo descubrió y quedó a merced del toro, que le dio una cornada en el pecho que le dejó al descubierto el corazón. Aquel día toreaban con él el vallisoletano Fernando Domínguez y Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”. En mayo también murieron varios novilleros: Francisco Verde “Tato de Toledo” el 28 de mayo de 1891. Estaba como espectador en el callejón, saltó la barrera un toro y lo mato allí de una cornada.. El 14 de mayo de 1894 en Avignon (Francia) murió Nicolás Malet y el 20, el sevillano José Noriega “El Castizo”. También en mayo murieron otros aspirantes a la gloria, como Vicente Gandía “El Chufero”, en la plaza de Zaragoza. El valenciano Tomás Ferrando “El Ches” muerto en Robledo de Chavela; Julio Pellicer, el sobresaliente de espada Miguel Perea “Parraíto”, Rafael Navarro “Navarrito”, que era de Huelva, que fue cogido en la plaza de las Arenas de Barcelona. El bilbaíno Lorenzo Oceja “Ocejito”, Martín Basauri “Pedrucho II”. El onubense Pedro Carreño Martínez, muerto por un miura en Huelva. También cayó en mayo el novillero de Medina del Campo Juan Matos Gay “Panojita”, que murió en Aguasal (Valladolid). Manuel Baeza Muñoz, en Valencia. Rosendo Álvarez, mexicano muerto en Temak. Rafael Martín Vigara “El Zorro”, de Almadén y muerto por cornada en Barcelona en 1958 y el colombiano Antonio Osorio, muerto al poner un par de banderillas en Venadillo (Colombia) en el transcurso de un festival.
Cualquier aficionado a la copla y a los toros debe de coincidir por tanto conmigo, en la negritud cronológica del mes de mayo, cantado en muchas coplas y romances de valentía. Un mes como digo, con mal fario pues, repito, según las estadísticas ha sido el mes más lúgubre para la tauromaquia. Estoy seguro que todo esto ha debido de ser una pura coincidencia o tal vez algo relacionado con los astros, o tal vez porque los toreros aun nos están muy rodados en sus temporadas y se esfuerzan por hacer acopio de mérito... cualquiera sabe. Pero la historia es esta que yo les he contado y ahí están las estadísticas. Parece que mayo es un buen mes para morir en los ruedos.
En mayo, por ejemplo, perdió la vida el creador de la tauromaquia histórica Pepe-Hillo,. Murió también el paradigma del valor, Manuel García “Espartero”. También el diestro, que dicen, fue el más guapo de la historia, Julio Aparici “Fabrilo”; el príncipe de los toreros, Joselito “El Gallo”, el torero violinista Manuel Granero, el maestro con el capote Francisco Vega de los Reyes “Curro Puya”, y los sevillanos Varelito y Pascual Márquez, este último fue el primer torero muerto en los ruedos después de acabada la guerra civil. Todas estas muertes han sido fuente de inspiración para poetas, pintores y artistas, y con sus dramáticas muertes contribuyeron de alguna forma a engrandecer el acervo cultural de la Fiesta. Todos ellos han sido merecedores de coplas populares, romances, versos emocionados y recuerdos imborrables. Vamos por tanto a dar un conciso repaso a todos los casos que hemos mencionado y a otros muchos más, sin entrar demasiado en profundidades.
Pepe-Hillo encontró la muerte en Madrid con un toro de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) de nombre Barbudo, que le clavó el pitón en el vientre y lo mantuvo en el aire durante un minuto, y según cuentan las crónicas de la época, le destrozó “en menudas partes cuantas contiene la cavidad del vientre y pecho además de diez costillas fracturadas”, hasta que lo soltó en tierra inmóvil y prácticamente sin vida. Pepe-Hillo fue inmortalizado nada menos que por Francisco de Goya y Lucientes.
Antonio Romero y Martínez, hermano del famoso Pedro Romero, murió en Granada el 5 de mayo de 1802. Lo mató el toro Ollero de la ganadería de Tous. El utrerano Francisco Herrera “Curro Guillén”, que según dicen de él los libros de historia, era el torero mejor pagado de aquella época, y como a otros muchos toreros, fueron los públicos quienes le llevaron a la muerte. Fue en Ronda el 21 de mayo de 1820. Para demostrar su valentía citó a matar recibiendo y el toro le prendió. Se fue andando hacia la enfermería pero falleció nada mas llegar al callejón. A Manuel García Cuesta “Espartero” lo mató un toro de miura de nombre Perdigón, colorado ojo de perdiz, un 27 de mayo, y ocurrió al entrar a matar a volapié por segunda vez, que el toro lo enganchó por el vientre y murió a los veinte minutos. La muerte de este torero lo cantó mucho con sus poemas el poeta Fernando Villalón.
La muerte del valenciano Julio Aparici “Fabrilo” fue otro de los caídos en mayo y Joselito “El Gallo”, que como se sabe, le dio la muerte la negra sombra de Bailaor en Talavera de la Reina. Su sucesor en arte, gracia y torería fue el torero violinista y también valenciano Manuel Granero, al que una pitonisa, como ya conté en su día, le pronosticó que moriría por asta de toro un 7, un 14 o un 21 de mayo. Murió el 7 de mayo de 1922 de la manera más trágica que haya muerto jamás ningún torero. El sevillano Manuel Varé “Varelito”, apadrinado por Joselito, fue cogido por un toro de Guadalest el 21 de abril, aunque murió a consecuencia de esa cornada en la región anal un 13 de mayo. También trágica y dolorosa fue la muerte del gitano Francisco Vega de los Reyes “Curro Puya” el mejor capoteador de todos los tiempos. Decían de él que con el capote paraba los relojes, de lo lento que lanceaba. Fue cogido el 31 de mayo de 1931 por el toro Fandanguero, y su terrible agonía duró hasta el 14 de agosto en que por fin murió. Aquel día alternaban con él dos toreros de tronío Manuel Jiménez “Chicuelo” y Marcial Lalanda. Fue el torero sevillano Pascual Márquez, el último matador muerto en el mes de mayo, según mis estadísticas. Fue en Madrid un 18 de mayo de 1941, con toros de Concha y Sierra. Al lancear con el capote, el viento lo descubrió y quedó a merced del toro, que le dio una cornada en el pecho que le dejó al descubierto el corazón. Aquel día toreaban con él el vallisoletano Fernando Domínguez y Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”. En mayo también murieron varios novilleros: Francisco Verde “Tato de Toledo” el 28 de mayo de 1891. Estaba como espectador en el callejón, saltó la barrera un toro y lo mato allí de una cornada.. El 14 de mayo de 1894 en Avignon (Francia) murió Nicolás Malet y el 20, el sevillano José Noriega “El Castizo”. También en mayo murieron otros aspirantes a la gloria, como Vicente Gandía “El Chufero”, en la plaza de Zaragoza. El valenciano Tomás Ferrando “El Ches” muerto en Robledo de Chavela; Julio Pellicer, el sobresaliente de espada Miguel Perea “Parraíto”, Rafael Navarro “Navarrito”, que era de Huelva, que fue cogido en la plaza de las Arenas de Barcelona. El bilbaíno Lorenzo Oceja “Ocejito”, Martín Basauri “Pedrucho II”. El onubense Pedro Carreño Martínez, muerto por un miura en Huelva. También cayó en mayo el novillero de Medina del Campo Juan Matos Gay “Panojita”, que murió en Aguasal (Valladolid). Manuel Baeza Muñoz, en Valencia. Rosendo Álvarez, mexicano muerto en Temak. Rafael Martín Vigara “El Zorro”, de Almadén y muerto por cornada en Barcelona en 1958 y el colombiano Antonio Osorio, muerto al poner un par de banderillas en Venadillo (Colombia) en el transcurso de un festival.
Cualquier aficionado a la copla y a los toros debe de coincidir por tanto conmigo, en la negritud cronológica del mes de mayo, cantado en muchas coplas y romances de valentía. Un mes como digo, con mal fario pues, repito, según las estadísticas ha sido el mes más lúgubre para la tauromaquia. Estoy seguro que todo esto ha debido de ser una pura coincidencia o tal vez algo relacionado con los astros, o tal vez porque los toreros aun nos están muy rodados en sus temporadas y se esfuerzan por hacer acopio de mérito... cualquiera sabe. Pero la historia es esta que yo les he contado y ahí están las estadísticas. Parece que mayo es un buen mes para morir en los ruedos.
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